lunes, 12 de octubre de 2020

CAPÍTULO 37- EL PÁJARO DE HOY



Las incertidumbres matan, más que las certezas que se acercan a tí cualquier tarde de verano.

Cuando llegan, las certezas se posan en el alféizar de la ventana, las ves y sabes que esa es la realidad y lo demás, poesía. Las incertidumbres te llenan de miedos y te paralizan, las certezas te ponen en acción, lo real es lo único real, lo demás veneno para el alma.

Si sueñas, que sea bonito.

La certidumbre es la única verdad. La imaginación, las expectativas, los sueños que se proyectan en el cine de la mente sólo son eso. 

La realidad nunca se parece a los sueños, los buenos son mejores, los malos a veces menos malos o mucho peores.

Por eso, cuando aquella tarde vi en el alféizar de mi ventana al pájaro de la certeza, supe que esa era la única verdad y que duraría hasta mañana, y que mañana otro pájaro se posaría y sería distinto. La realidad tiene cada día un canto y unas alas, es imposible siquiera imaginárselo, y así, la vida es más llevadera.

viernes, 17 de abril de 2020

CAPÍTULO 36- PÁJAROS ENJAULADOS



Todo es extraño y a la vez me parece haberlo sentido antes, sí, esto ya lo he vivido. Este confinamiento lo he vivido pero fue mi alma la que estuvo encarcelada, ahora es el cuerpo. Mi alma es más libre y es el cuerpo el que no puede moverse libremente, y lo noto porque soy capaz de conectarme, siento tranquilidad y hay diálogo dentro.

Tenía que ser así, no había otra forma. Un verdadero cataclismo mundial del que no conocemos las dimensiones…todavía.

En mi universo particular sólo noto mi propia respiración, mis conversaciones sanadoras y la sensación de que esto es la realidad. Empiezan a desenmascararse las verdaderas emociones, los sentidos de vida y muerte, el global de cosas que están en mi mente, los fantasmas en los espejos, y cómo lidiar con ellos, sola. No sé si sanaré sin remedio o me convertiré en un ser aislado para el que todo es ya demasiado banal…quién sabe.

Sí, es una sensación de que lo de aquí, salvo contadas emociones primarias como el amor a la familia y a otros seres humanos o a la naturaleza, lo demás, el mundo en general y su estructura perversa, no tiene sentido y es todo una mentira intragable ya. 

Todo se ha vuelto aburrido y monótono y pronostican un 5G que nos convertirá en una serie de Netflix…(menos mal que nunca vi ninguna).  Es una sensación de teatro absurdo con un final que merecemos, por ser una especie egoísta, ególatra, narcisista, individualista, consumista y destructiva…

Mis pájaros enjaulados quieren salir y hablo con ellos para ver qué necesitan para echar a volar porque este es el tiempo de desenjaular pájaros enjaulados.  Detecto mis miedos y les doy cariño, por ser míos, y les digo que estoy aquí y acepto lo que esté por llegar, sin forzar. Ya tengo algunas respuestas que pían mis aves mientras dejo la jaula abierta a ver si se animan a salir; el miedo a soltar lastre, a no poder mantenerme en pie por mí misma, eso es a lo que tengo miedo... esto es lo que me entretiene en estas horas de confinamiento.

Pero tengo miles de reflexiones más desde el silencio de este claustro. Claro, tanto silencio exterior…con tanto silencio alrededor sólo escucho mis palabras y a los demás les pongo mi voz, doblo la película según mi estado de ánimo, mi humor, mis ganas de seguir o la necesidad de salir corriendo. Mi voz interior y mis sensaciones corporales. Es como un estado permanente de atención del momento presente,  qué digo o cómo me siento, es un diálogo entre cuerpo y alma.  Al cuerpo lo percibo a cada momento, noto cada doblez de mi piel y el chasquido de cada hueso, el sonido de la respiración que se acelera o se relaja, las quejas, las congratulaciones, la gratitud. A veces un estímulo entra y hace que se me salten lágrimas sin control, me invade la tristeza o me emociono con una canción, con una voz conocida, con un pensamiento sobre lo que está pasando ahí fuera...

Es una realidad virtual permanente de emociones y sin embargo veo siempre el mismo paisaje, mi casa convertida en un hogar que me sostiene cada día, cuánto privilegio que no sé si merezco. Telares de colores bien dispuestos me alegran la vista, plantas enraizando e inquilinas antiguas que prometen brotes primaverales, un espejo en el baño que me avisa del paso del tiempo y otro en el pasillo que no me deja ver mi cara pero me anima a andar kilómetros desde la entrada a la habitación, de la cocina a la entrada, de la entrada a la habitación y a la cocina hasta completar 4000 pasos. A veces sólo ve bailar a mi cuerpo sin rostro y moverlo al ritmo de tambores africanos, acordeones de Bogotá o guitarra española… Ese espejo me cuenta que el tiempo lo hemos inventado, que en realidad somos almas libres que podemos empezar a bailar en cualquier momento, sin importar cuantos huesos duelan. También me acompaña mi nevera, que antes siempre estaba semivacía y ahora rebosa de comidas preparadas y sin preparar, de carne, pescado y verduras, de colores, de vida, más razones para dar las gracias.


He decidido no estar en las barricadas del odio, mantenerme lejos de los venenos que dañan más que el virus. Este envite de la naturaleza no se gana con enfrentamientos, se gana asumiendo que somos una especie que se ha ganado la extinción a pulso, siendo humildes ante algo que nos ha venido grande, como especie. Ni políticos ni científicos, por mucho que se esmeren, van a poder con esto. La  limpieza llegará hasta donde la naturaleza estime oportuno y esta fuerza imparable arrasará con todo lo que teníamos como cierto y tambaleará los cimientos individuales  y comunitarios de un planeta enfermo que trata de sanar subiendo la temperatura y sacando sus defensas. Pero muchas células van a morir porque la Tierra, la Pachamama tiene fiebre y está en pleno proceso de eliminación de su mayor virus, nosotros.

Por eso yo, humildemente intento estar sana para ayudar a mi planeta a estarlo, con vibración de amor y no de odio, con pensamiento positivo y no de miedo, con foco en el presente y no en lo que va a venir…fuerte mentalmente por si aparece el virus y quiere hablar conmigo. Le diré que vamos a intentar hacer las cosas mejor a partir de ahora, una promesa que sé, no vamos a cumplir, y él también lo sabe, por eso hará lo que tenga que hacer una y otra vez hasta que consiga sanar al planeta.  

domingo, 23 de febrero de 2020

CAPÍTULO 35- Y A LA VICEVERSA

Siempre he sido más Penélope que Alicia y más Ulises que Penélope, aunque a veces a la viceversa, dependiendo del momento. 
Más María Magdalena que María y más cigala que hormiga. Más Evita Perón que Madonna y más bruja que maga y siempre buena. Más Juana la Loca que Isabel la Católica, más de campo que de ciudad, más de cielo que de tierra. Siempre he sido más primavera y otoño que invierno y verano, más aire que agua, más intuición que razón, más verde y azul que rojo, más futuro que pasado, con ansia con prisa aunque con frenos y red, inconstante pero paciente, siempre paciente... 
Más loba solitaria que animal de manada, más de nadie que de alguien, más de magia que de realidad. Más río que mar, más amor que odio, más de dioses que de becerros de oro. Más gata que perra, más fiel de lo normal y cuando algunas mañanas me despierto, más de allí que de aquí. 
Y todo esto también a la viceversa... 

martes, 26 de marzo de 2019

CAPÍTULO 34— IRONÍAS

Estiro los brazos al cielo,
pido al sol,
saludo al viento,
como saliendo...
Desperezo mis sentidos
y mi alma toma asiento.
Escondida, acobardada
y en silencio la tenía,
qué ironía
si ella es todo lo que tengo.



domingo, 10 de febrero de 2019

CAPÍTULO 33- FEBRERO

"Los periodos de oscuridad siempre comienzan desde la luz y terminan en ella"      
                                       
Llega a mi cueva un ruido,
lo escucho quedo y lejano.
Todo aquí está muy oscuro,
sólo veo a lo lejos,
una luz.

No me muevo, mi cuerpo está entumecido,

un silbido,
otra luz en otro lado,

me acurruco,
me molesta ese destello.
Aprieto fuerte las manos.
No quiero ver, me retuerzo,
levanto un brazo y siento
todo mi cuerpo dormido,

me revuelvo.

Ahora oigo otras voces, gritan mucho
y me tapo los oídos.
Les digo: ¡dejádme estar!
Pero la luz se hace inmensa
y hay un desbordante río
que entra y me arrastra hacia afuera.

Tengo frío.
Los ojos muy apretados, me duele el cuerpo,
respiro.

Bocanada que me invade y más frío.
Estiro todo mi cuerpo
intento nadar, desisto.
¡Dejádme aquí!
No hay manera.
Ese torrente me arrastra,
abro los ojos, ceguera.
Muchas luces y volver ya no es posible,
la cueva detrás cerrada
me invita a irme, me oprime,
me echa,
me empuja, quema.
No hay retorno,            
ya estoy fuera.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

CAPÍTULO 32- SOY TODO ESO



Vengo de verdes pastos,

de monte y niebla.

Vengo del mar bravío

y de la cuenca minera.

De emigrantes a otras tierras

más rudas, viejas y secas.



También vengo del baldío,

de las grietas en la cara

y del aire seco y frío,

del sol que cae como espada

sobre el trigo y la cebada.



Vengo de poetas muertos,
de escritores que cruzaron el océano,
buscadores de respuestas, 
pensadores con anhelos.



Vengo de madres muertas
antes de tiempo,

de pechos chicos con leche buena,

estrechas caderas y fuertes trenzas.
Vengo de sus secretos.



Vengo de quien segaba la tierra



y de un sombrero de paja.

Vengo de unas manos blancas que cuidaban de la casa,

de ella...también vengo.

 

Vengo de maestros

que enseñaban más que letras.

Vengo de tiempos duros

de metralla y carretas,

de pérdidas prematuras

y de tambores de guerra.


Vengo de muchas cosas
y yo soy todo eso…

soy de lo que vengo.


domingo, 5 de noviembre de 2017

CAPÍTULO 31- KILÓMETRO 0



Regresé para vaciarme. Ante una llamada ilógica pero vehemente regresé sabiendo que no venía a seguir sino a empezar de nuevo, pero para eso, primero, hay que vaciarse por completo. No me he equivocado, no he perdido el rumbo ni estoy perdida sin carta de navegación, regresar forma parte de la siguiente etapa, aunque esta vez la exigencia es vaciarse hasta quedarse en cueros, partir de cero, renacer.
El proceso es profundo y esta vez quiere comenzar por lo inmutable, por los pilares en los que se apoya mi estructura que, hasta ahora, parecían sólidos y eternos. Dudo, no me parece que puedan soportar mi peso nunca más y sé que al ir soltando voy a sentir un vacío inmenso y, sólo ante ese pensamiento, me quedo desnuda y tengo miedo. El miedo paraliza y no deja avanzar, se cuela fácilmente en los pensamientos que se vuelven espesos y negativos, tiene el poder de predecir un futuro incierto, de hacer líneas del tiempo que coinciden con otras mentes aterradas. Pero yo siempre confío, y un día al despertar, un pensamiento que no había modelado yo me hizo entender que esos días espesos también son partes importantes del proceso, lo entendí y me dio paz.
Libre de pasado y sola ante el futuro me tengo que plantear una nueva estructura y le pregunto a la vida ¿ahora qué? 
Mi equipaje está formado de maletas llenas de nuevos comienzos que siempre me han hecho muy feliz, me mueve un motor invisible al que me rendí hace ya algunos años, así que, confío. Cada día es una parte del camino que comienza y termina para volver a empezar. Estoy de nuevo en el kilómetro 0.